Cuando actúas de un modo determinado, dicha acción permite moverte hacia una dirección determinada.
Pero… ¿Qué pasa cuando la dirección hacia donde me llevan mis acciones no me resulta agradable? ¿Debo asumir que no puedo cambiar mi dirección? ¿Debo conformarme con un “yo soy así”?
¡En absoluto! Aunque tal vez, desde bien pequeñ@ te hayan etiquetado diciendo que “eres” de tal o cual manera, aunque tú mism@ te repitas una y otra vez “no tengo remedio”, aunque hayas cometido errores en el pasado que te hagan corroborar lo que te dicen, o dices de ti mism@, porque crees que existen fundamentos de eventos pasados… No es motivo para conformarte con un juicio sobre tu persona con la que no te sientes feliz.
Y es que hablamos de etiquetas y juicios hacia la persona como si se tratara de un hecho afirmativo e indiscutible, cuando en realidad, lo que debemos juzgar son nuestros actos y comportamientos. Porque si bien es cierto que somos lo que hacemos, también podemos hacer según lo que somos. Nuestra personalidad se mantiene intacta gracias a nuestros valores y principios a pesar de cambiar nuestras creencias y acciones.
Solemos condicionar nuestras acciones por nuestras creencias (propias o inculcadas), nuestro estado de ánimo en un momento dado o incluso, a veces, nos dejamos llevar por las circunstancias externas sin ser conscientes que, en nuestro interior, tenemos todos los recursos que necesitamos para planificar correctamente nuestras acciones, para que éstas, nos lleven a un buen resultado.
Modificar las acciones es cuestión de persistencia.
Cuando nuestros actos han resultado repetitivos durante cierto tiempo, nuestra mente ya ha realizado las conexiones neuronales necesarias para que se conviertan en hábitos. Por lo que, los pasos para modificar dichos hábitos serán, en un principio, una lucha constante entre tu consciente y tu inconsciente. Ser perseverante es la clave.
Una vez consigas actuar repetidamente de un modo más acorde a tu personalidad, tu mente modificará sus conexiones para que tus nuevas acciones, pasen a ser tus nuevos hábitos.
Así que, no te conformes con hacer lo que no te gusta ser y empieza desde hoy a preparar las acciones que determinarán tu futuro y con ello, tu SER mejorado.
¡Tú puedes elegir!
