Es curioso lo mucho que se escucha la palabra Coach, y más curioso es ver la reacción de las personas a las que les comento mi pasión. Sí, eso que me aporta un sentido de vida, refuerza mi propósito y me ilusiona todos los días.
Tal vez explicar qué se recibe durante un proceso de coaching con palabras se quede tan alejado de lo que realmente significa que sea complicado transmitirlo tan solo verbalmente.
Coaching representa aprendizaje de uno mismo, es escuchar el interior, es detectar lo que sí y lo que no, y esto último, cambiarlo.
Es ir a por la mejor versión de ti mismo. Es Autoconocimiento, detección de capacidades personales, desarrollo de habilidades y mucho más. Todo eso, guiado y apoyado por un profesional que sabrá llevarte hasta el fondo del asunto siempre y cuando estés decidido a querer avanzar poniendo en marcha las acciones que consideres oportunas.
Para saber más sobre lo que hago, tendrás que vivirlo. Únicamente la experiencia y el aprendizaje propio te muestra el valor que tiene tomar las riendas de tu vida.
Iniciando
Para resumir un poco, os contaré que he estado dedicándome al mundo de la belleza 27 años. Una profesión en la que crecí tanto como lo que mis aspiraciones/decisiones me llevaron. Satisfecha de esta etapa, seguía sin entender qué me faltaba. Había algo que no me encajaba, disfrutaba sirviendo, ayudando y asesorando a las personas, me proponía hacer trabajos mejor que el anterior, superándome, y me sentía satisfecha con mi posición. Pero… una voz interior me decía: “Te has equivocado de profesión”.
Cierto día, me preguntaron: ¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión? Entonces lo vi: “Es servir bienestar, es ayudar a crecer la autoestima de mis clientes, es aportar seguridad, es poner una sonrisa en su cara, es dar apoyo, es escuchar sus necesidades …” al pronunciar dicha respuesta, entendí mi propósito. Les estaba aportando a mis clientes todo eso trabajando en su exterior, pero… ¿y el interior? ¡Podía hacer mucho más! Y decidí investigar otros caminos.
Empecé a formarme oficialmente cuando ya me había leído muchos libros y realizado mis primeras comprensiones y trabajos de modo autómata durante un par de años. Empecé a curiosear sobre el Coaching, La inteligencia emocional, La física cuántica, la Programación Neurolingüística, Mente positiva, etc.
El primer paso, tomar la decisión de mover la situación.
Dejé mi empleo, para ir a otro donde me pagaban menos y exigían menos dedicación. Ahora mi tiempo era más provechoso. Me formé en Coaching Integral, es decir, pragmático, ontológico, humanista… y continué con la apasionante Programación Neurolingüística.
Tuve claros mis pasos, las bases del coaching + las técnicas de la PNL+ equipos + maestría y perfeccionamiento.
Lo que no me imaginaba, fue que mientras me formaba para ayudar a otros, vivía en mí mi propio proceso. Ahí está el secreto, una vez comprendes los estudios, filosofías, métodos, postulados, científicos y demás, una vez comprendes que somos libres de decidir, que nuestras ideas se pueden cambiar o amoldar a la etapa, que la experiencia es un grado sólo cuando continúas sumando conocimiento con humildad, que los juicios que hacemos no tienen por qué ser inamovibles, una vez te abres a la comprensión de las funciones neuronales de nuestra mente, una vez sabes su funcionamiento y por ende, aprendes a manejarlo, empieza el cambio.
Pero cuidado, saber la teoría es el primer escalón que, de no seguir subiendo, te dejará tan sólo en el principio. Para que sea efectivo, al conocimiento habrá que sumarle compromiso con uno mismo, responsabilidad de las propias decisiones y actuaciones, entrenamiento y, sobre todo, acción.
Lo principal y bajo mi criterio, lo mejor es conocerte a ti mismo. Con tus virtudes, tus defectos y con tu propio mapa mental. En coaching se trabaja con la idea de que el cliente está comprometido a conocerse en profundidad, pero esta vez, de un modo más operativo. Con flexibilidad, sin juicios, sin etiquetas, con objetividad. Sin autocríticas ya mecanizadas de tanto uso. Trabajando desde la conciencia, es sincerarse con uno mismo y aceptarse. A partir de ahí, trabajar en cada punto de ti con el que no te sientas cómodo/a, uno a uno, con ejercicios y algún que otro entrenamiento. Es motivación por provocar que las cosas sucedan, sin esperar a ver si llegan. Simplemente, ir a por ellas.
Con la PNL trabajamos a través de los sentidos, las sensaciones y los pensamientos. Sus técnicas facilitan el proceso de cambio a mejor basándonos en la libertad de decisión personal que todos poseemos, la libertad de decidir cómo quieres que los eventos, las demás personas y/o las circunstancias te afecten. No podemos modificar el mundo exterior, pero podemos hacer que nuestro mundo interior sea más placentero a pesar de todo.
Tomar las riendas de nuestra propia existencia, con proactividad y eficiencia, con ilusión, liderando nuestro plan de vida con mucha actividad que nos lleve a donde queremos llegar.
Todos y cada uno de nosotros somos únicos, excepcionales y con gran potencial. Encuentra tus fortalezas y trabaja en tus debilidades. Enfócate en tus deseos y podrás observar las infinitas posibilidades que se abren ante ti.