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¿Cuán complicadas son las relaciones sentimentales?

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Para conocer la respuesta deberíamos preguntarnos ¿Cómo tiene que ser mi relación para que yo me sienta satisfecho/a?

Y cuidado, no hablo de cómo quieres que sea tu pareja (que también es importante), sino tu relación. Evidentemente, la idea que sostenga tu compañero/a sobre cómo debe ser su relación para que se sienta satisfecho/a, tendrá mucho que ver con la compatibilidad en la pareja.

Un ejercicio muy práctico es trabajar la detección de los valores principales que cada uno considere para su relación y comunicarlos al otro. Si éstos coinciden, la compatibilidad tiene una solidez, por lo menos, hasta que alguno de los dos (o ambos) varíe sus valores o modifique el orden de prioridad.

Y sí, pasa mucho. También pasa mucho que, a pesar de estar ya muy desconectados, la pareja continúa envuelta de tolerancia (que no aceptación), apatía, resentimiento, tristeza, etc… por el simple hecho de creer que esta es la vida “que me ha tocado”. No perdona, es a la que llegaste tras tus decisiones. Si no te gusta, haz algo por cambiarlo. Puedes involucrarte a sanar la relación, o puedes ponerle fin y alejarte.

Para la 1ª opción ten en cuenta que se deben involucrar ambos miembros de la relación y debe existir amor desde el corazón. Si no es así, ya tardas. Lo que no funciona ¿para qué guardarlo?

El apego que le cogemos a las costumbres, los hábitos mecánicos y repetitivos diariamente, las creencias adquiridas que nos excusan la inacción… Y ahí decimos… “Pero mira que son complicadas las relaciones”. Y así… las seguimos complicando.

Cuando un vínculo se rompe, deja que esa energía se vaya, permite que ese Ser aprenda también de sus decisiones. Y tú, toma las tuyas.

¿Cuántas ideas culturales sobre el matrimonio conoces? ¿La creencia de la pareja para toda la vida?

Aquí te dejo un párrafo curioso (Laura Malingraux):

“Los primeros datos que existen sobre el matrimonio, nos los proporciona la cultura de Mesopotamia. En el 4.000 a.C., en una tablilla, se deja constancia del pacto entre un hombre y una mujer, definiéndose los derechos y deberes de la esposa, el dinero que esta obtendría en caso de ser rechazada y el castigo en caso de ser infiel. En la Edad Antigua, el enlace matrimonial no es otra cosa que un contrato privado entre el suegro y el yerno, en el que se definen los intereses de los cónyuges y sus deudos.”

Y lo que en su día nació como una mera transacción, hoy en día para mucho/as, es su ilusión o propósito, para otros su base de vida y para otros su condena.

Aquí la pregunta es… ¿Cómo quieres sentir tu relación sentimental?

Y otra cuestión a destacar… ¿Para toda la vida?

Particularmente creo que la respuesta más acertada sería: ¡Y yo qué sé!

No podemos asegurar que, lo que somos hoy, lo mantengamos en el futuro. Somos seres evolutivos, nos adaptamos continuamente y por tanto, variamos nuestras ideas y comportamientos. Los aprendizajes de nuestras propias experiencias y lo percibido en la infancia nos dirigen; asegúrate de tener las creencias actualizadas y adecuadas a cada etapa para mantenerte en paz contigo y tus relaciones.

Asegúrate de experimentar lo que realmente conecta contigo. Sin expectativas ni promesas en el tiempo.

Y cuando termine, si termina, da las gracias por lo vivido y aprendido y sigue viviendo tus propias experiencias.

Y si duele, llora por un tiempo, pasa el duelo, acepta, perdona, reconstruye y continúa.

La vida para ti aún está en movimiento. Vienen otras posibilidades de hacer las cosas de diferentes maneras.

Revisa tu significado sobre la relación, tus valores y normas. (Estas a tiempo de hacer variaciones si lo crees oportuno) y piensa qué vas a cambiar de ti, para que no se repita el resultado anterior (si así lo deseas).  

Si no tienes planes para ti, vivirás los de otros. Haz tus propios planes para tu vida en la medida de lo que esté bajo tu responsabilidad. Esto incluye construir las relaciones tal y como uno desea, sin condicionamientos adquiridos, sin juicios, sólo tú con tu conciencia en armonía compartiendo con quién te sientes en equilibrio. Construye relaciones sanas partiendo de tu propia sanación.

Permítete vivir en libertad y coherencia con tu ser más puro. Ábrete al amor en cualquiera de sus formas y siémbralo con tus mejores semillas.

Por unas relaciones sanas (y menos complicadas).

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