Para saber en qué cree una persona, fíjate en lo que hace.
Estamos acostumbrados a comentarios del tipo “No creo que pueda”, “Creo que me van a despedir” o “Creo que esto es lo que me hace falta para conseguir…”
Y probablemente, esas creencias lleven a quienes las pronuncien a reafirmar su opinión una vez llegado el momento y comprueben que “no pudo”, “le despidieron” o que “lo logró una vez obtuvo lo que le faltaba”. Y es que, una vez afirmado y reafirmado en nuestros pensamientos, estos, nos llevan a actuar conforme a ellos y por lo tanto, crear lo que creen.
Contamos con dos tipos de creencias; las creencias limitantes nos impiden lograr lo que, en realidad, es posible, somos capaces y nos merecemos.
Las creencias potenciadoras son aquellas que te animan a lograr tus propósitos porque te sientes capacitad@ y convencid@ de conseguirlo.
El tema es delicado, y es que, el conjunto de creencias vienen forjándose en nosotros desde la infancia. Nuestra familia, el entorno social y cultural, las propias experiencias… Todo ello nos llevan a conformar ideas que consideramos fehacientes, inamovibles y ni siquiera nos planteamos la idea de reevaluarlas al cabo del tiempo. Colocamos dichas ideas en el cajón de los hechos y las afirmaciones como si se trataran de escritos gravados a fuego.
Reconocer que lo que siempre di por bueno, ahora puede que ya no lo sea o que ya no me sirva, es tarea de todos y cumplimiento de unos pocos.
¿Cómo es esto posible? Al haber invertido tiempo en configurar nuestras propias creencias y conseguir con ellas la sensación de un mundo algo más predecible, la sensación de seguridad y certidumbre, en otras palabras, en crear nuestra zona de confort, nos adaptamos inconscientemente a llevar a cabo las acciones que estas creencias nos sugieren.
Es por ello, que te invito a plantearte unas preguntas: ¿Esto que creo me potencia a conseguir lo que deseo? En caso negativo ¿Encaja realmente en lo que a mí me importa? y/o ¿Este pensamiento realmente me pertenece? o ¿Alguna persona o circunstancia me llevó a creerlo?
En caso de que la respuesta a la primera pregunta sea positiva tan solo debes actuar como si fuese cierta, aunque aún no lo hayas vivido, porque cuanto más la creas, más tus acciones te llevarán a tu creación.
¿Cómo corregir una creencia limitante?
Sencillamente, prestando atención a tu lenguaje. Fíjate en las palabras que utilizas, y ahora, cambia el enunciado por una frase que, aunque parezca similar, utilice palabras positivas y encaminadas a lo que sí deseas conseguir.
Para terminar, os dejo algunas creencias potenciadoras para que las podáis utilizar a vuestro antojo:
– Los errores son aprendizajes para mí.
– Tengo todos los recursos que necesito en mí, y los que no, puedo crearlos.
– Yo puedo crear mi propia identidad.